Raquel Marcos Fernández

 

Estudié el Grado en Biología y el Máster en Biotecnología del Medio Ambiente y la Salud en la Universidad de Oviedo y tenía claro que me encantaba la investigación, pero tardé dos años hasta empezar mi Tesis Doctoral; antes, realicé el Máster en Formación del Profesorado en Educación Secundaria Obligatoria, Bachillerato y Formación Profesional y nada más acabar empecé mi Tesis en el Instituto de Productos Lácteos de Asturias, bajo la supervisión de los Doctores Abelardo Margolles Barros y Borja Sánchez García. Anteriormente, había realizado mis prácticas de empresa en diferentes áreas del Hospital Universitario Central de Asturias como microbiología, neurología e inmunología, fue en esta última donde realicé mi Trabajo Fin de Máster y empecé a utilizar la citometría de flujo, una técnica que sería central en mi tesis doctoral.

En Julio de 2018 inicié mi doctorado y empecé a trabajar con bacterias, microbiota y citometría de flujo. Actualmente, la microbiota intestinal es considerada por algunos autores como un órgano esencial del cuerpo humano ya que nos proporciona múltiples beneficios, como protección frente a enfermedades infecciosas, desarrollo y maduración del sistema inmune.

Existen numerosos métodos que nos permiten modular la composición de nuestra microbiota; por ejemplo, mediante probióticos, microorganismos vivos que cuando se administran en cantidades suficientes confieren un beneficio para la salud del hospedador. Pero hasta el momento no existía un método que permitiera poner y quitar bacterias de la microbiota de manera dirigida. Antes de empezar a intentar modificar la microbiota intestinal, pusimos a punto el protocolo de detección de una bacteria específica mediante citometría de flujo utilizando un anticuerpo dirigido a una proteína de superficie. Para ello, es necesario localizar algo que sea específico de una bacteria, en este caso utilizamos una proteína de superficie. Para comprobar la detección de la bacteria, además de marcar la que nos interesa, marcamos otras bacterias, observando que la nuestra marcaba en mayor proporción que el resto. Habíamos puesto a punto el método de detección de bacterias mediante citometría de flujo.

El siguiente estudio que llevamos a cabo fue intentar modificar una microbiota sintética (donde nosotros añadíamos las bacterias que queríamos) y otra compleja (microbiota intestinal aislada de heces de diferentes donantes), eliminando o enriqueciendo en nuestra bacteria de interés. En un primer momento, comprobamos que nuestro anticuerpo fuera capaz de reconocer solo nuestra bacteria. Posteriormente, intentamos detectarla dentro de una microbiota sintética compuesta de otras bacterias que forman parte de nuestra microbiota intestinal. Y procedimos a intentar eliminarla, añadiéndola a distintas concentraciones. Para ello utilizamos la citometría de flujo y los anticuerpos. El anticuerpo nos permite pescar y separar la bacteria del resto de los microorganismos de la microbiota, para así poder estudiarla de forma individual, por ejemplo, eliminando un microorganismo concreto podemos ver qué funciones desaparecen en la microbiota cuando falta.

Esta investigación podría abrir el camino a nuevas terapias destinadas a controlar los cambios en la composición de nuestra microbiota, asociados a enfermedades intestinales, ya que son muchas las enfermedades y condiciones fisiológicas humanas que están relacionadas con cambios de nuestra microbiota intestinal. Además, aunque de momento hemos probado el método con bacterias intestinales, las aplicaciones no solo se restringen a microorganismos intestinales, sino que también se abren a otros ambientes donde los microorganismos son abundantes. Por ejemplo, para aislar probióticos personalizados, con interés en la nutrición o en la medicina personalizada. Además, aunque estamos en fase inicial esta técnica nos permite aislar bacterias que ejercen efectos beneficios para la salud humana, conservarlas para aplicarlas en un futuro.

En un futuro espero seguir investigando sobre la microbiota intestinal, ya que nos queda mucho camino por descubrir y poder seguir descubriendo cosas que puedan ser aplicadas en el ámbito clínico.